Importancia
de la retaguardia
Frente
a contiendas anteriores, la Primera Guerra
Mundial se desarrolló no sólo en los
frentes de batalla, sino también en la retaguardia. |
La magnitud del
conflicto, el gran número de potencias que
se vieron implicadas y sobre todo la colosal demanda
de una guerra moderna, alentaron la estrecha conexión
entre el frente y la retaguardia que lo aprovisionaba. |
Fábrica de munición |
Se
puso en práctica una fuerte planificación
económica acompañada de cambios en
la organización productiva,
laboral y sanitaria. |
Hospital de retaguardia |
A las líneas
de combate llegaban grandes cantidades de pertrechos
militares, víveres y medicinas procedentes
de las ciudades, elaborados por
una industria que hubo de adaptarse
a las necesidades bélicas. |
La
escasez de materias primas como consecuencia
del bloqueo a que fueron sometidas las potencias
centrales, y a las destrucciones de mercantes aliados
por submarinos alemanes, condujo a los gobiernos
a establecer rígidos controles
de mercancías. |
Trabajo femenino en retaguardia
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La penuria de alimentos fue
especialmente grave para los alemanes y obligó
a restricciones mediante cartillas de racionamiento.
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A
medida que la guerra se alargaba se hizo
cada vez más preocupante la escasez de
mano de obra en la industria. |
Mano de obra femenina |
Ésta se
alivió en parte recurriendo a la mano de
obra femenina, algo que tuvo repercusiones,
no sólo de tipo económico, sino también
de carácter político y social, ya
que una vez concluida la contienda, sirvió
de estimulo a los movimientos que luchaban por la
equiparación legal y política
de la mujer. |
Los
estados beligerantes se vieron obligados a hacer frente
a enormes necesidades presupuestarias
derivadas del mantenimiento de la guerra. El déficit
alcanzó cifras astronómicas. Para satisfacer
los pagos hubieron de recurrir a créditos
externos (caso de los aliados) y
a la emisión de deuda pública.
Los
países neutrales también sufrieron
importantes transformaciones en sus estructuras
económicas, pues se convirtieron en proveedores
de materias primas, alimentos y pertrechos y su sistema
productivo hubo de adecuarse a la demanda
de los beligerantes. Así sucedió con Argentina,
Brasil y España, cuyas exportaciones
crecieron a un elevado ritmo durante el conflicto.
El
caso de Estados Unidos fue singular: se erigió
en el principal sostén de los ejércitos
aliados. Su intervención militar fue decisiva en
el triunfo aliado, pero no lo fue menos su apoyo económico
y financiero. Al término del conflicto se había
convertido en el indiscutible acreedor
de Europa y durante la posguerra sus créditos permitieron
la reconstrucción de las maltrechas
economías de los beligerantes, entre ellas la de
su antigua enemiga, Alemania, a quien
sus préstamos sirvieron para paliar el grave problema
de las indemnizaciones (Plan
Dawes). La economía americana fue presa
de una euforia que se quebraría
con la "crisis
de sobreproducción" que precedió
a la depresión de los años treinta.
El
modelo económico se vio trastornado, y si
antes de la guerra se había sostenido sobre los
principios del liberalismo, durante la
contienda los estados intentaron controlar
de manera creciente la actividad productiva y comercial.
Al término de la misma fue muy difícil retomar
el rumbo anterior y algunos países prolongaron
las políticas de carácter intervencionista.
Especialmente significativo fue el caso de Alemania
cuya economía permaneció intervenida y estancada
durante los años de la posguerra debido a las elevadas
indemnizaciones
que estuvo obligada a desembolsar a los vencedores.